martes, 12 de junio de 2012

Candados

Burbujas de luz arribaron, en la absorbible capa de confusiones,
 atravesando enfurecidas palabras de quienes las matizan de aire
 y siendo ligerezas, por fin cubrieron mi mente dentro de 50 milenios. 
Resplandeciente, humilde y totalmente paralizadora,
 es Dios de sensatos frutos de la noche, 
aquella baja en agonía valija que recuerda un te amaré,
 pasándose del presente, sutilmente despojándose de la validez de 
sus entrañables palabras, hacia un jamás que petrifica el contar de las horas. 

KJ

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